
El poder del pensamiento positivo en la salud
Comencemos hablando sobre qué es el pensamiento positivo y cómo puede influir en nuestro bienestar, especialmente cuando estamos enfrentando algún tratamiento o proceso de salud complicado.
El pensamiento positivo es una filosofía de vida y una estrategia mental que promueve enfocarse en los aspectos constructivos de las situaciones, manteniendo una actitud optimista y enfrentando los retos con confianza y proactividad.
Implica un esfuerzo consciente por reinterpretar de manera favorable las circunstancias, manejar las emociones con serenidad y usar el lenguaje y las creencias para alimentar una visión esperanzadora del futuro.
Esta práctica no solo consiste en evitar los pensamientos negativos, sino en reemplazarlos activamente por ideas que nos inspiren y nos impulsen a la acción. Una frase de Norman Vincent Peale en su obra El poder del pensamiento positivo resume esta filosofía:
«Cambia tus pensamientos y cambiarás tu mundo«
El pensamiento positivo no solo mejora el estado de ánimo; también contribuye a procesos como la recuperación y el fortalecimiento emocional.
Pero…. La pregunta que más ronda es: ¿Cómo se logra tener un pensamiento positivo?
Pues aquí te pondré algunos pasos para poder desarrollar este pensamiento y fomentar una calidad de vida más satisfactoria:
1. Identificando y corrigiendo creencias limitantes
Un primer paso para asumir el pensamiento positivo es descubrir las creencias que nos están frenando. Muchas veces, estas creencias se han arraigado en nuestra mente debido a experiencias pasadas o comentarios externos.
2. Entrar en un estado de relajación o estado alfa
Este estado es un espacio mental ideal para introducir pensamientos positivos, ya que el subconsciente está más receptivo. Técnicas como la meditación o la respiración profunda son fundamentales para alcanzar este estado, y ayuda a que los objetivos se impregnen en nuestro subconsciente.
3. Plantearse metas realistas y programarlas en el tiempo
Para que el pensamiento positivo sea útil, las metas deben ser alcanzables y realistas. Incluso tu meta puede ser: “lograr fomentar el pensamiento positivo en mi” y hacer poco a poco. Es como dividir una gran montaña en pequeñas colinas. La visualización también puede ser un aliado poderoso en este proceso. En palabras de James Allen en As a Man Thinketh, «Somos lo que pensamos, nuestros sueños crean nuestra realidad.»
4. Diagnosticar dogmas erróneos
Identificar creencias inexactas es crucial para construir una mentalidad positiva. Un par de preguntas pueden ayudar en este proceso:
- ¿Esta creencia tiene una base sólida en la realidad?
- ¿Puedo ver algún ejemplo en el que alguien haya superado esta creencia?
En nuestras redes sociales pondré unos ejercicios para poder saber que dogmas erróneos tenemos y como poder identificarlos 😉
5. Crear capacidades y analizar posibilidades
Tener un objetivo claro es importante, pero también debemos cultivar las habilidades necesarias para alcanzarlo. Aquí es donde entra el autoconocimiento: ser realista acerca de nuestras capacidades y reconocer dónde necesitamos mejorar.
6. Cultivar la autoconfianza
La confianza en uno mismo es como el motor que impulsa el pensamiento positivo. En el proceso de sanar o mejorar nuestra salud, creer en nuestra capacidad para lograr cambios significativos es fundamental.
7. Tener un deseo fuerte y genuino
Querer algo de verdad —y no solo porque parece una buena idea— es clave. Este deseo profundo es lo que impulsa la perseverancia. Como decía Tony Robbins, “El deseo es el primer paso para obtener aquello que vale la pena.”
8. Mantenerse entusiasta y decidido
El entusiasmo y la decisión son ingredientes fundamentales en el camino de cualquier cambio, en especial cuando la salud está en juego.
9. Practicar la perseverancia
La perseverancia es una herramienta invaluable, ya que el pensamiento positivo no solo es cuestión de un día, sino de constancia. Mantenerse enfocado en los resultados y ser paciente con uno mismo hará que el proceso de cambio sea más duradero.
10. Confiar en el sexto sentido
Desarrollar esta intuición nos permite tener una mejor relación con nosotros mismos y tomar decisiones más alineadas con nuestro bienestar.
El impacto del pensamiento positivo en la salud: ¿Cómo influye nuestra mente en el ánimo y el sistema inmunológico?
Muchos estudios en psicología y medicina han demostrado que nuestra mente y cuerpo están intrínsecamente conectados. En particular, el pensamiento positivo es capaz de influir en nuestro sistema inmunológico, mejorar nuestro estado de ánimo y favorecer el bienestar físico y mental.
Algunas investigaciones sugieren que cuando experimentamos emociones positivas —como la gratitud, la serenidad y la esperanza— nuestro cerebro libera neurotransmisores y hormonas como la dopamina, la serotonina y las endorfinas, conocidas como “hormonas de la felicidad”. Estas sustancias no solo elevan nuestro ánimo, sino que también producen una respuesta bioquímica en el cuerpo que ayuda a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. El cortisol, cuando se encuentra elevado de forma constante, puede afectar negativamente el sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a enfermedades.
Mejoras en el sistema inmunológico
Cuando mantenemos una mentalidad positiva, nuestras defensas se fortalecen. Esto se debe en parte a que la liberación de hormonas de bienestar tiene un efecto directo en el sistema inmunológico, potenciando la acción de células clave como los linfocitos y los macrófagos, que combaten infecciones y ayudan al organismo a protegerse contra patógenos.
Como señala un estudio publicado en Psychosomatic Medicine, el estrés y las emociones negativas están relacionados con una disminución de la actividad inmune, mientras que las emociones positivas y el optimismo favorecen una mejor respuesta inmunológica y una mayor resistencia a enfermedades.
La influencia de la mente en el ánimo
El pensamiento positivo no solo afecta nuestro estado físico, sino que también influye directamente en nuestro ánimo. La percepción que tenemos de nuestras experiencias, y la interpretación que damos a las dificultades, nos lleva a una mejor actitud hacia la vida.
El conocido psicólogo Martin Seligman, en su libro La auténtica felicidad, explica cómo las personas con una mentalidad optimista suelen enfrentar los retos con una disposición emocional que les ayuda a mantenerse resilientes, reduciendo la aparición de síntomas como ansiedad y depresión.
Para ilustrarlo, la práctica de técnicas como el mindfulness o la meditación guiada ayuda a las personas a cultivar una actitud de “aceptación” y “no juicio”, que contribuye a fortalecer las emociones positivas y reducir los pensamientos catastróficos o fatalistas que tan a menudo afectan nuestro ánimo.
Relación entre el pensamiento positivo y los procesos de recuperación
La psicoinmunología, que estudia cómo nuestras emociones y pensamientos afectan el sistema inmunológico, nos muestra que el pensamiento positivo puede tener un impacto crucial en la recuperación de enfermedades. Cuando una persona enfrenta un diagnóstico o tratamiento difícil, los pensamientos optimistas pueden traducirse en una mejor respuesta al tratamiento, ya que el cuerpo responde a los estímulos emocionales. Esto se conoce como el «efecto placebo emocional»: cuando el cerebro cree firmemente en la recuperación, el organismo actúa en consecuencia.
Incorporar el pensamiento positivo en nuestro día a día no es solo una cuestión de bienestar emocional; es una herramienta para fortalecer nuestro sistema inmunológico, mejorar nuestro ánimo y favorecer una recuperación más rápida en situaciones de enfermedad.
Recuerda: conecta con tus sensaciones, transforma tus emociones y equilibra tu bienestar.
